NARCOCULTURA

sábado, 19 de febrero de 2011

El narcomenudeo lleva el fantasma de la violencia a la capital azteca




La captura de "El Canas", líder de una banda de "narcomenudeo" al que se le atribuye la autoría de dos recientes masacres, causó alivio entre las autoridades de la capital mexicana
pero las últimas ejecuciones y ajustes de cuenta entre las mafias han disparado las alarmas en la urbe azteca.
Aunque las estadísticas capitalinas están todavía muy alejadas de los saldos sangrientos que registran cotidianamente los epicentros de la geografía de la narcoviolencia, como la castigada Ciudad Juárez, las autoridades temen que la lucha por el control del mercado de drogas al menudeo eleve las cuotas de violencia en el área metropolitana.
Al menos 89 personas han sido asesinadas en lo que va del año en la zona metropolitana del Valle de México, donde se asientan la capital y varios de sus populosos municipios vecinos, como Nezahualcóyotl, escenario en los últimos 30 días de dos multihomicidios, con un total de 16 víctimas, atribuidos a Juan Carlos Vasconcelos Montalvo, alias "El Canas".
Con una corta pero rápida carrera delictiva, que lo llevó de carterista a jefe de una banda de sicarios vinculada al sangriento cártel de "La Familia Michoacana", "El Canas", de 24 años, admitió ser responsable de más de 20 homicidios entre vendetas y ajustes de cuenta.
Las acciones de "El Canas" se sumaron a la masacre de una familia de cinco miembros, perpetrada el 5 de octubre pasado en el Ajusco, en el sur de la capital, y la ejecución de seis jóvenes en el populoso barrio de Tepito, dos sucesos considerados hasta ahora como hechos aislados en el panorama de narcoviolencia que afecta al país.
Miguel Ángel Mancera, procurador de Justicia de la capital, admitió que el "narcomenudeo" es un "fenónemo creciente" en la Ciudad de México y los municipios vecinos, pero aseguró que no existe evidencia alguna sobre la presencia de ninguno de los grandes carteles de la droga en la capital.
Su colega del vecino Estado de México, Alfredo Castillo, se mostró más preocupado por el fenómeno, al reclamar la "presencia permanente" del Ejército en la región, como ocurre en el norte del país, donde los militares están librando una sangrienta guerra con el crimen organizado que sólo en 2010 ha costado la vida a más de 15 mil personas.
Expertos en seguridad citados por la prensa recomendaron la creación de un cuerpo policial de élite a nivel metropolitano, con un coordinador y un manual operativo únicos, para hacer frente al desafío.
Un grupo de élite -según lo describió Luis de la Barrera, director del Instituto Ciudadano de Estudios sobre la Inseguridad (ICESI)- entrenado no sólo en términos operativos y de inteligencia, sino "blindado" con una "ética de servicio" que le permita hacer frente al poder corruptor del crimen organizado y de los propios cuerpos policiacos.
El incremento de las actividades delictivas, con 89 víctimas en seis semanas, llevó al jefe del gobierno capitalino, Marcelo Ebrard, y a Enrique Peña Nieto, gobernador del Estado de México, colindante con la capital, a encender las luces de alarma.
Ebrard prometió una "coordinación mucho más estrecha" entre los cuerpos policíacos de la zona metropolitana, una coordinación que, a decir de Peña Nieto, debería "blindar" al Valle de México y garantizar una mayor eficiencia en la lucha contra la delincuencia.


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