Hasta anoche ni los muertos ni el levantado habían sido identificados, de modo que no se sabe si en realidad iban por el levantamiento o por los muertos. Las corporaciones policíacas realizaban sus indagaciones, pero había pocos datos recabados, a pesar de que se trata de un sitio -un restaurante-bar- al que usualmente concurren consumidores de esa localidad.
De acuerdo con la policía, no se había registrado ninguna discusión ni problema de ningún tipo. Simplemente llegó un comando que roció varias ráfagas de manera amplia, aparentemente sin dirigirse hacia alguien en particular, hasta que finalmente levantaron a un hombre que igualmente hacía consumo.
Los delincuentes llegaron en un auto sedan, Tiida, que tenía poco tiempo de haber sido robado en las orillas de Mazatlán. Para robarlo dejaron una camioneta carella, que también tenía reporte de robo al norte del estado.
El herido no fue declarado en situación de gravedad, pues el proyectil le impactó en un brazo, que le fue atendido de manera casi inmediata por los cuerpos de socorro.
Después de este hecho, ocurrido poco después de las ocho de la noche, las calles de la población quedaron completamente solas. Las familias encerraron a sus hijos, por temor de que volviesen a registrarse hechos de sangre.
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