Llama el sacerdote José de Jesús Aguilar a los fieles a elevar plegarias para que los capos renuncien a la violencia; en coincidencia el Episcopado exhortó a los integrantes del crimen organizado a convertirse
Antonio de Marcelo
En la víspera de esta Navidad la Iglesia Católica ha hecho un llamado a la población para que eleve una oración que hagan cambiar a los narcotraficantes. El llamado ha sido hecho por el padre José de Jesús Aguilar, mientras que la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) hizo un exhorto a los integrantes del crimen organizado a convertirse.
Desde sitios diferentes el llamado ha sido hecho ante la ola de violencia que vive el país y que mantiene en zozobra al pueblo entero, el que se ve involucrado a diario incluso con llamadas intimidatorias, aparentemente hechas al azar.
En este sentido, el padre José de Jesús Aguilar, vocero y subdirector del área de Radio y Televisión del Arzobispado de México, enfatizó: "yo quisiera que todos pidiéramos por aquellas familias donde hay un narcotraficante, un secuestrador, donde hay alguien que trabaja para la delincuencia organizada".
Y es que, añadió: el día que esa persona cambie, va a cambiar no sólo su familia, sino que también va ayudar a que se transforme la sociedad.
La noche del pasado viernes, el padre habló a los criminales al decir: "estoy seguro que muchos de ellos me están escuchando" por lo que indicó, "el Señor les llama especialmente esta noche".
Resaltó que la transformación debe ser interior y "no solamente ser mochos", pues no se trata de memorizar cualquier doctrina en determinados ritos.
Por su parte la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) también hizo un exhortó a los integrantes del crimen organizado a convertirse, y a quienes pidió "decir no a las armas, no a la droga, no al dinero malhabido, no a la venganza, ni al poder efímero".
Y es que afirma que los intereses mezquinos de los cárteles de la droga sólo llenan de odio a la sociedad mexicana y la envenenan.
Durante los llamados que tuvieron reflejo en algunas diócesis de la República, los representantes de la Iglesia Católica aludieron a la pobreza que se vive en algunas zonas del país, pero en esos casos llamaron a dejar de lado "la lógica del interés personal, el egoísmo, la intolerancia, las palabras ofensivas, la agresividad de la violencia y el maltrato, porque todo eso destroza internamente".
Entre los llamados al crimen organizado para deponer las armas, se habló de la humildad que tienen algunas personas para arrepentirse después de haber recorrido caminos oscuros.
Raúl Vera, obispo de Saltillo, apuntó al respecto que el pueblo mexicano "es víctima, está herido y lesionado por la injusticia, la corrupción, la negligencia, la violencia y la impunidad, y aunque vive una grave situación, ésta no puede esconderse en discursos evasivos.
En Chihuahua, el arzobispo Constancio Miranda dijo que la construcción de la paz es una respuesta a la inseguridad y la violencia, pero que una dimensión espiritual puede ser decisiva para revertir los sanguinarios hechos de violencia que se multiplican.
En este marco de Navidad sentenció que: "no basta la fuerza pública ni las inversiones de capital para tener más empleos y educación, es necesario activar la fuerza espiritual que está puesta en cada persona para trascender cualquier amenaza a la dignidad humana".
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